lunes, septiembre 17, 2007

EL COACH DE TODOS

El Mono González y mi recuerdo de La Cruz Grande


Cuando era muy pequeña, y aún después de grande, pensar en Margarita me ha hecho recordar con añoranza mis días junto a la familia de mi abuelo Cheo, oriundo de la Perla del Caribe. Creo que mi abuelito nunca conoció de esa emoción tan hermosa que vivimos todavía, que nos inculcó, sobre el amor hacia nuestros orígenes y todo lo que ello nos hace pensarlo.
En esa exaltación del corazón, con esa musa que se nos mezcla con el olor a espuma del mar, a agua revuelta y sal, también vienen a mi mente mis visitas a la Cruz Grande, un pequeño rincón de la isla, donde recuerdo haber estado en ciertas oportunidades.
Todavía está la casa de mi bisabuela Isidra, y la de mi tía Corina. Bajo esos mismos techos que alguna vez alimenté sueños e ilusiones mientras crecía junto a los míos, respira aún el amor de las bienvenidas y amaneceres sedientos de sol y playa.
Aunque todo parece estar estampado en una vieja fotografía, y aunque no se lo haya dicho nunca a nadie, esas escenas las mantiene vivas un personaje especial, que no dudo haya regresado a mi vida para recordarme a cada instante lo maravilloso que fue mi abuelo Cheo y todo lo importante que sigue siendo para mí.
Arnaldo González, mi tío Mono, el abuelo de todos, el pana, el pelotero, el alma de las fiestas, el centro de atención de todas mis visitas a casa de mi prima Mecoca (su hija), el amigo de más de tres generaciones, el “abuelito” de María Camila… de él hablo. Tenía que empezar por lo que más me une a su espíritu aventurero y a sus ganas de seguir presente entre nosotros.
Yo había pedido su currículo para que lo conocieran a través de estas páginas. Pero no hace falta: él es así, sencillo, amigo, cariñoso… Y debió desde siempre ser una persona muy especial porque jamás se perdió en mi memoria su calor paternal y sus ansias de seguir compartiendo esta vida.
El Mono es y seguirá siendo el coach de todos, por eso quien lo conoce bien, entiende que su lugar en esta tierra sigue siendo el corazón de cada persona que respeta y admira su huella…

2 comentarios:

america dijo...

mil gracias, por esas palabras con las que identificas a nuestro padre eres maravillosa periodista y cada día te admiro más muchos besos flia narváez gonzalez

lourdes dijo...

Estoy conmovida con este relato, ademas tengo el gusto de conocer al personaje, bello con esos ojos claros como el cielo y esa chispa que muchos jovenes desearan poseer, un gran beso para mi mono mayor. Su novia Lourdes